Cuando analizamos «La Constitución Septenaria del ser humano», vimos como el alma forma parte del cuerpo causal. El cuerpo causal es uno de los componentes del trinario superior, que junto al cuerpo búdico y al cuerpo átmico forman nuestra esencia no perecedera.
Esta esencia no perecedera está formada principalmente por el alma y el espíritu. El espíritu es lo que da vida al universo de materia. El alma es lo que da vida a las razas físicas que habitan en el universo de materia.
El alma y el espíritu son la energía vital del universo físico, y la energía nunca se destruye, solo se transforma, por eso nuestra alma y la energía espiritual son imperecederas, la muerte solo existe para el cuerpo físico, no para el alma.
El origen del universo de materia
Antes de que existiera el universo de materia, existían el universo de antimateria y el universo de no materia. En el universo de no materia es donde está la fuente o el origen de todo. El universo de antimateria es la primera emanación de la fuente. No es una creación como es el universo de materia, el universo de antimateria emana de la fuente como energía superlumínica.
En el universo de antimateria es donde se empezó a crear el universo físico en el que nos encontramos encarnados. Allí no se puede experimentar la fisicalidad, por eso decidieron crear el universo de materia.
En la antimateria todo es perfección, la energía vibra muy alto, no hay oscuridad. Son dimensiones espirituales que vibran por encima de las 36 dimensiones que hay en la materia. Allí habitan las consciencias cósmicas más cercanas a la fuente, jerarquías espirituales, creadores, arquitectos, ingenieros cuánticos, etc.
Todo lo que se diseñaba en la antimateria no se podía tocar o experimentar, por eso se pensó que había que inventar una forma para que si se pudiera experimentar todo lo que se creaba. Entonces los ingenieros cuánticos transformaron los taquiones en bariones y se hizo la magia, la antipartícula se convirtió en partícula, la antimateria se transformó en materia. Este es el origen del big bang.

Para la ciencia actual, un taquión es una hipotética partícula subatómica con la capacidad de moverse a velocidades superlumínicas, es decir, a velocidades superiores a la luz con la capacidad de viajar en el tiempo.
Los taquiones se mencionan en muchas versiones de la teoría de cuerdas. La teoría de cuerdas establece que todas las partículas que conforman el universo, son en realidad diferentes estados vibratorios de unas unidades básicas que son cuerdas diminutas. La teoría de cuerdas está tratando de explicar que todo el universo está conectado por una energía espiritual que vibra de acuerdo a unas dimensiones.
Los bariones son una partícula subatómica más pequeñas que un átomo formadas por tres quarks. Los protones y electrones de un átomo son bariones. Cuando los ingenieros cósmicos desaceleraron el taquión y este dejó de moverse a velocidades superlumínicas, se transformó en barión, dando origen al universo de materia. Ahora había que darle vida a este nuevo universo físico.
El origen del alma y la energía espiritual
El universo de materia es una fotocopia del universo de antimateria, es un desdoblamiento cuántico. La principal diferencia entre ambos es la dimensión espiritual en el que vibran energéticamente, consecuencia de haber desacelerado la energía taquiónica superlumínica.
En la antimateria se vibra con un voltaje muy alto, en la materia nos adentramos en una energía espiritual de dimensiones por debajo de la 36. Son las dimensiones físicas, aquí no se necesita tanto voltaje, todo es tangible o físico, por lo que había que crear razas o envases que pudieran habitar este nuevo universo.
Diseñadas y creadas las razas físicas, se necesitaba una energía que les diera vida. Esta necesidad energética es el origen del alma. Nuestra alma es un fractal muy pequeño procedente de una mónada bajada de la antimateria a la materia, somos un fractal del creador y de la fuente.
El término mónada ya se menciona en la Grecia antigua. De acuerdo a la escuela pitagórica fundada por el mismo Pitágoras, una mónada es la fuente o el uno, un término utilizado para la unidad originaria o para la totalidad de todos los seres.
Posteriormente, el término mónada ha quedado asociado a la filosofía de Leibniz, un filósofo y matemático alemán del siglo XVII. La mónada es para Leibniz una especie de átomo inextenso, lo que implica su inmaterialidad. La mónada es concebida como el principio activo del movimiento, por lo que será asimilada como una especie de fuerza espiritual.

Una mónada es una inmensa esfera de electrones traída de la antimateria que contiene la información espiritual del creador y de la fuente. Esta esfera de energía se va bajando de voltaje para posteriormente reducirse en fractales, en almas con la capacidad de dar vida a cuerpos físicos.
Estos fractales van haciéndose más pequeños a medida que descienden de dimensiones en el universo físico, en nuestro caso hasta llegar a fractalizar en almas con una frecuencia vibratoria de tercera dimensión, almas con un voltaje adecuado para cuerpos físicos que vibran en la máxima densidad de la materia como el de la raza humana. Tal y como mencionamos en «la mano de Dios», el alma entra al cuerpo humano por la glándula pineal a los 49 días de gestación. A partir de su encarnación en un cuerpo físico, las almas ya no tienen más alteración, son eternas e infinitas.
Las almas son por tanto un envase de electrones que contienen la información de la fuente, un fractal de la luz del espíritu. Ya lo dijo Jesús en su misión encarnacional a la Tierra: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros».
El proceso de ascensión del alma: La ley del uno
Nuestro fractal álmico está arrancando su proceso de ascensión desde la máxima densidad de la materia, estamos vibrando en tercera dimensión espiritual. Hay otros fractales de alma que no bajan hasta la tercera dimensión, sino que comienzan su experiencia en dimensiones físicas más altas, fractales de la mónada que se quedan dando vida a razas y a seres que están más cercanos a la antimateria.
En la dimensión en la que nos encontramos, tal y como vimos en «Hacia una nueva humanidad», se adquiere la consciencia de existir como especie. La raza humana es solo un niño que acaba de empezar a pensar y a razonar, por eso se ha bajado tanto la energía de nuestro fractal, ya que el cuerpo humano no aguantaría tanto voltaje.
A medida que las razas evolucionan por las distintas dimensiones espirituales, el fractal álmico que las habita va subiendo de voltaje. El objetivo de nuestra alma es ir ascendiendo por las distintas dimensiones recogiendo toda la información del universo de materia. Este proceso de recogida información, son nuestras experiencias de encarnación en las diferentes razas y mundos del universo físico. Cuanto más evolucionada es una raza, más capacidad de voltaje álmico soporta y más cerca del origen de todo se está.
Este proceso de ascensión del alma hasta retornar a la antimateria y a la fuente, hace su recorrido por el universo en giro de espiral. Nuestro fractal de alma va ascendiendo por las distintas dimensiones de acuerdo a las experiencias hasta volver a juntarse en la fuente. Esta es la ley del uno, la fusión de todos los fractales con la mónada original.
Las almas en misión y nuestro destino
Para facilitar el proceso de evolución de las razas en el universo físico, hay almas que bajan a ayudar de dimensiones superiores. La era Axial (mencionada en nuestra enciclopedia), es un claro ejemplo de este proceso. En esta era, muchas almas de dimensiones superiores encarnaron en diferentes puntos del planeta para ayudar al despertar de la consciencia de la humanidad.
Este proceso de ayuda solo se puede producir en forma de encarnaciones. Debido a la ley del libre albedrío, solo pueden ayudarnos encarnando físicamente en un cuerpo humano, no pueden aparecer razas físicas extraterrestres porque cambiarían el curso de la evolución.
Normalmente estas almas que bajan a ayudar están haciendo experiencia en las siguientes dimensiones, en nuestro caso serían almas encarnadas en quinta o sexta dimensión, aunque en ocasiones bajan almas de dimensiones de más arriba para misiones más importantes, como fueron Jesús o Buda.
Actualmente en nuestro planeta tenemos almas encarnadas haciendo experiencia y evolución (la mayoría), otras combinando la experiencia con alguna misión de ayuda para el despertar de la consciencia, otras recogiendo información para otras razas del universo (aprendiendo del proceso de evolución de la raza humana), y otras exclusivamente haciendo misión de ayuda para el planeta o para la humanidad. Pero ninguna es más que otra, somos todos fractales de la fuente, y cada una está cumpliendo su función en el universo.
A partir de la quinta dimensión, que es el siguiente paso en nuestra evolución, la humanidad comenzará a ser consciente de toda esta información universal, esto es lo que de verdad se estudiará y se enseñará en los colegios y universidades. Pero esta información ya está dentro de cada uno de nosotros, solo tenemos que recordarla.
La humanidad va hacer un salto cuántico a la siguiente dimensión espiritual, estamos viviendo el principio de un cambio de era, y todas las almas que estamos aquí hemos decidido formar parte de este proceso de evolución y ascensión, este es solo el principio de nuestro destino…

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Fuente principal del artículo: Andrea Barnabe y Naty Faviano
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Excelente síntesis desde un punto de vista global y holistico de la estructura de todo, desde la fuente original en la no materia, la emanación de la antimateria y hasta las génesis de los universos físicos desde la antimateria.
Y es maravilloso el plan evolutivo de las almas emanando desde la fuente desde la monada fractalizándose para descender a la vibración más densa de la materia y a través de su evolución recorrer el camino inverso de ascensión de vuelta a la fuente.
Que empiece ya la 5D en la humanidad y en la Tierra.
Enhorabuena.
La fuente divina nos alimenta en la evolución de nuestra alma. Es claro que somos eternos.
Nuestro espíritu es nuestra particularidad sagrada y divina con la fuente. Porque somos únicos en el universo. Gracias por tanta sabiduría.
Me encanto toda la información y me gustaría leerles mas gracias x sus investigaciones muy interesante, yo práctico reiki y coincido con lo expuesto 🙏💕